El segundo tranvía en establecerse en Santander fue conocido con el “Urbano”. Sus inicios se remontan a 1880, cuando el señor Colomer tuvo la idea de poner en marcha un tranvía que atravesase Santander de Este a Oeste, pasando por los lugares más céntricos.

Colomer presentó el proyecto al Ayuntamiento, y poco más tarde Gandarillas presentaría otro, ampliando el trayecto hasta Maliaño, mientras que el de Colomer sólo hacía la ruta Puerto Chico – Estación – Alameda.

Pasaron dos años y todavía el Ayuntamiento no se había pronunciado, cuando el gacetillero terminó un comentario sobre este tema con una copla: “Tras competencias y trámites seguiremos caminando unas veces a pié, otras andando. Hasta que pase el tranvía de… San Fernando.”

Por fin, en 1883 se celebró la subasta a favor de los iniciadores del proyecto, los Gutiérrez Colomer, que construyeron la línea desde Puerto Chico hasta Maliaño finalmente. En abril de ese mismo año queda constituida la “Sociedad Anónima Tranvía Urbano”. El día 24 de julio se inaugura la línea, con tranvías tirados por mulas.

Las tarifas son módicas, oscilan entre 5 y 10 céntimos, subiendo a 25 por la noche. En los primeros ocho días se despachan 12.000 billetes. La concesión del “Urbano” fue de sesenta años, reversible al Municipio de Santander, que por entonces tenía un censo de 40.749 habitantes.

En 1887 la línea se amplía hasta Peñacastillo, con máquinas de vapor, debido a lo accidentado del terreno. Hasta se plantea prolongar la vía por Adarzo hasta Bezana, pero finalmente no se hace.

En 1898 termina la vida de la “Sociedad Anónima Tranvía Urbano”, después de unos años en situación crítica y viéndose esta situación agravada por los impuestos del Gobierno para cubrir los gastos de la guerra en Cuba. De esta manera el Tranvía Urbano tuvo que ser vendido.